Cocina virtual y juegos de niños

La cocina virtual llega a las cocinas domésticas aunque de momento no nos sirve para cortar, freír u hornear. Pero la alimentación es una realidad no virtual, y a veces en Internet encontramos realidades alimentarias ni virtuales ni virtuosas

«La cocina virtual ya sea por televisión o por Internet, transmite lugares, colores, objetos y nuevas técnicas». Así hablaba al periódico mexicano El Universal el chef donostiarra Borja Blázquez, estrella del canal expoelgourmet.com durante el salón Expoelgourmet.com 2009 celebrado en la ciudad de México en septiembre del año pasado. Eso sí, ningún canal televisivo o web puede transmitir el sabor más placentero del mundo, que, para Blázquez, y supongo que para tantos otros, era el de la boca de su esposa.

Lo cierto es que la cocina virtual llega ya a las cocinas domésticas, no sólo a través de los millones de recetas, con vídeos incluidos, que podemos encontrar en Internet, sino de la mano de la prestigiosa escuela de cocina Tsuji, que lanzó ¡Cocina conmigo!: ¿qué preparamos hoy? para Nintendo DS, un auténtico asistente virtual para identificar, comprender y ejecutar las recetas de los más ilustres chefs, con un glosario de ingredientes y una guía práctica de utensilios. Aunque, claro, la Nintendo no nos sirve para cortar, freír u hornear.

Para no ser menos, unos estudiantes aventajados del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Guanajuato (México) presentaron el SpoonFull, un programa informático para crear platillos a partir de las propias necesidades, «cocina inteligente», en palabras de sus autores, para contribuir a rebajar los índices de obesidad y de malnutrición del país.

Más preocupante me resulta ver en Internet que los niños pueden descubrir «secretos de chefs» con el juego de Sentosphère «L’école des Gourmets», creación de la señora Véronique Debroise, experta en aromas cuya empresa cuenta con distinguidos clientes como las cervezas Heineken y Kronembourg, la farmacéutica Glaxo Smith Kline y los perfumes Kenzo, L’Oréal e Yves Saint Laurent. Para descubrir dichos secretos, al parecer, basta con alginato, goma guar, agar agar, aromas de coco y lima, pipetas, dosificadores, jeringas, moldes y, por supuesto, un librito con 15 recetas ilustradas. Son «recetas sin calorías, a base de productos 100 % naturales, usados en cualquier caso en dosis homeopáticas» (como aquel individuo que, recordaba Quim Monzó, no había matado a nadie y, en todo caso, había sido en defensa propia). Recetas con aditivos, claro, que no están etiquetados como tales y que, por lo tanto, como mínimo desde este punto de vista, incumplen la normativa legal vigente en España :

  • 8.2 ADITIVOS ALIMENTARIOS DESTINADOS A LA VENTA DIRECTA AL CONSUMIDOR FINAL.
  • Estos aditivos sólo podrán comercializarse si los envases o paquetes que los contengan llevan, en caracteres visibles, claramente legibles e indelebles, expresadas en la forma prevista en el artículo 19 del Real Decreto 1122/1988, de 23 de septiembre, por el que se aprueba la norma general de etiquetado, presentación y publicidad de los productos alimenticios envasados, las siguientes indicaciones:
  • 8.2.1 La denominación de venta del producto. Tal denominación estará compuesta por el nombre con que figura en las listas positivas y su número CEE o, en su defecto, el número asignado en la resolucion de 23 de julio de 1987, por la que se actualizan los números de identificación de los aditivos alimentarios (Boletín Oficial del Estado de 4 de agosto) o una descripción del aditivo que sea lo suficientemente precisa para permitir distinguirlo de otros aditivos con los que se pudiera confundir.
  • 8.2.2 Las informaciones requeridas en los apartados del 8.1.1 al 8.1.6 y 8.1.8 [cosas como la indicacion «para ser utilizado en productos alimenticios» o «para productos alimenticios, utilizacion limitada», condiciones especificas de conservacion y de utilizacion, la indicación del porcentaje de todo componente cuya incorporación a un alimento esté sujeta a una limitación cuantitativa, o una información adecuada sobre la composición para que el comprador pueda atenerse a las disposiciones comunitarias aplicables al alimento de que se trate, etc.]

Por una simple cuestión de etiquetado, en Italia la policía retiró de la circulación más de 600 lotes de aditivos, y ahora en Francia y en España enseñamos a nuestros niños que los aditivos son el secreto de los grandes cocineros.

Por suerte, de vez en cuando la Administración, como los estudiantes de Guanajuato, también vela por dar mejor ejemplo a los niños y niñas, regulando la publicidad televisiva de los alimentos dirigidos al público infantil para aliviar la presión sobre los menores de doce años, con la prohibición expresa de que aparezcan en los anuncios para dicho público personajes famosos. Las buenas intenciones, al igual que las leyes, están ahí. Ahora sólo falta que se cumplan, es decir, que pasemos de lo virtual a lo real.

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