Cien

Ya hace días que cruzamos la barrera de los cien posts. Esta presencia continuada es algo de lo que me parece muy apropiado que nos congratulemos y que hubiera sido imposible sin ustedes, queridos lectores y comentaristas

Ya hace un par de semanas que en este blog cruzamos la barrera de los cien posts, aunque casi la cuarta parte de los mismos han sido recetas. En cualquier caso, me parece muy apropiado que nos congratulemos por esta presencia más que centenaria, que no hubiera sido posible sin ustedes, queridos lectores y comentaristas.

Internet no es ninguna bobada. La Red, con sus enlaces e hipertextos, ha sido la mayor revolución comunicativa prácticamente desde la invención de la imprenta por Gutenberg hacia 1450, gracias a gente como el inglés Tim Berners-Lee y el belga Robert Cailliau, padres de la WorldWideWeb e inventores del lenguaje HTML, creadores del primer sitio web de la historia, hace veinte años, en Ginebra, por cortesía del CERN. Hoy las páginas y sitios web se cuentan por cientos de millones, mientras que casi dos mil millones de personas navegan por la Red en busca de información, entretenimiento, formación, compra o venta de bienes y servicios o para participar en foros de debate, redes sociales y un larguísimo etcétera de actividades posibles en el universo virtual.

Ahora bien, del mismo modo que ni muchos libros forman siempre una buena biblioteca, ni leyendo varios periódicos al día estamos por fuerza mejor informados, tampoco dedicando horas a navegar por Internet aprenderemos necesariamente qué opciones tenemos en nuestra búsqueda de una sociedad más libre y más justa: la información sin selección es exceso, ruido, que, en lugar de orientar, desorienta.

Así, gracias a las múltiples posibilidades de la Red, surge un nuevo turismo a la sombra de un liberalismo económico basado en la opulencia excluyente, que a día de hoy impone su discurso avasallador tras la caída del Muro de Berlín, pese a conmociones como los atentados del 11-S en Nueva York y Washington o la gran crisis global que estalló ya hace más de dos años.

Precisamente en el momento de incertidumbre económica actual, cuando nos obligan a adoptar medidas de austeridad que empobrecen directamente a las clases medias y trabajadoras y se recortan los derechos de los trabajadores conquistados a base de sufrimientos, es hora de responder, de hacer oír nuevas voces desde la periferia del sistema gracias a Internet. En vista de la realidad que tenemos, tenemos que ser utópicos. Por eso me propuse lanzar un blog y renovar la web y el interior y el exterior de Can Fabes: porque tenemos que seguir apostando por nuestras ilusiones.

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