Trece meses después
Han pasado ya trece meses desde la aparición de «La cocina al desnudo», tiempo suficiente para hacer balance y matizar, algo que he aprovechado para hacer en la «Apostilla» que incluye la edición de bolsillo
Textos publicados por Santi Santamaria en su blog entre los años 2009 y 2011
Han pasado ya trece meses desde la aparición de «La cocina al desnudo», tiempo suficiente para hacer balance y matizar, algo que he aprovechado para hacer en la «Apostilla» que incluye la edición de bolsillo
Aquí tienen un breve extracto de mi intervención en el IV Foro de Gastronomía de Aragón, Zaragoza, el 25 de mayo de 2009
La bola de la olla o, en catalán, «pilota», es una exquisitez cuyo consumo no deberíamos desdeñar ni siquiera en esta cálida primavera que nos acompaña
Si en lo pequeño está lo grande, en la tapa se encuentra la medida de lo más grande, entre trago y trago, en una barra de bar, arreglando el mundo con los amigos
És la cuina catalana una cuina espanyola? Si és català qui viu i treballa a Catalunya, és catalana la cuina que es fa a tots els restaurants que trobem a Catalunya? A la nostra terra tothom hi té cabuda i tot ens ho fem nostre, som així
El 5 a las cinco, vamos a lidiar en Fenavin con un tema polémico: «Chequeo a la cocina española». Será la oportunidad de evaluar en qué medida nos distanciamos en nuestra valoración de la cocina española
En estos días en que tanto se habla de gripe porcina, reivindico la carne de cerdo como elemento imprescindible en la cultura culinaria catalana y, por lo tanto, de mi cocina
Nunca, en los años precedentes, ni siquiera cuando Can Fabes se quedó a las puertas del «top ten» del ranquin de The S. Pellegrino World’s 50 Best Restaurants, he hecho alarde de mi posición en dicha lista
Siempre hay gente que se ceba en las desgracias ajenas, y son pocos los que, desde una posición independiente, siendo propietarios de sus propios establecimientos, toman decisiones e intentan crear modelos o paradigmas en el ámbito de la restauración.
Andalucía posee una gama de productos de una variedad, una personalidad y una calidad inmensas. Sus productos, sus platos, sus sabores te convierten en promotor de su cocina y su gente donde vayas.
Antes de subir al escenario a tocar el clarinete, al polifacético director de cine le gusta merendar. Desconozco si se entrega a los fogones, aunque no le debe faltar quien le eche una mano, como Scarlett Johansson, quien declaró el año pasado que «con Woody Allen trabajaría hasta en su servicio de cocina».
En tiempos no muy lejanos, para ciertos artistas del fogón y algunos críticos que los jaleaban, cocinar y servir caviar, trufas o langostas en restaurantes gastronómicos era un lujo de un clasicismo desfasado.
Una estupenda ensalada a base de uno de los alimentos más ricos en colesterol.
Cortar las rebanadas de pan largas y finas, untarlas de aceite de oliva y tostarlas en el grill. Frotarlas muy levemente con ajo crudo y salarlas justo antes de servirlas.
Respetado colega: lo que estás pasando, yo no se lo deseo a nadie: la semilla de la desconfianza ya hace tiempo que está sembrada. Pero espero que esta triste experiencia te sirva para entender que quizás sí sea necesario un debate en la profesión.
Apenas hace falta pelar las zanahorias. Su piel finísima podría pasar desapercibida incluso a los paladares más sensibles, acostumbrados a pasar la lengua por cremosidades aireadas y demás productos de los robots turbinadores del tercer milenio. Lástima que esas zanahorias tan bonitas que solemos encontrar en las verdulerías y en los supermercados suelan ser insípidas: ni crudas ni cocidas saben a nada, ni siquiera a lo que son.
¿Qué les parecería degustar una cola de rape rellena de pasas dentro de carcasa de jamón serrano con salsa de miel, azafrán y trufas? Plato raro donde los haya, ¿no? O, si lo prefieren, friki. Bueno, con razón: podrán encontrar la receta en un blog que no parece muy activo últimamente, llamado Cocina Friki, y donde la mayoría de recetas, paradójicamente, son cualquier cosa menos friki: buñuelos, bizcocho de yogur, besugo al horno, lubina a la sal… ¿O es que ahora lo friki es cocinar en casa, como parece sugerir el blog?
En una conferencia pronunciada a mediados del pasado año, José Enrique Campillo presentó nuevamente las tesis de su ensayo «El mono obeso» que le han otorgado popularidad entre la opinión pública, siempre atenta a las propuestas y estudios que pretenden combatir una de las plagas que azotan a la sociedad moderna: la obesidad.
Googleando un rato vemos que hay más de 186.000.000 de entradas con la palabra “crisis”, aunque la cifra es engañosa: una crisis puede ser, según la Real Academia Española de la Lengua, una “situación dificultosa o complicada” o bien una “situación de un asunto o proceso cuando está en duda la continuación, modificación o cese”. Si nos quedamos con la primera de estas acepciones, la de situación dificultosa, desde el pequeño mundo de la restauración vemos con pavor los pronósticos de algunos grandes empresarios, como
Ante todo, reitero mis disculpas a los opinantes que reclaman que actualice más a menudo el blog e intervenga más directamente en el intercambio de comentarios y opiniones. Lo cierto, como decía en un post anterior, es que mis obligaciones profesionales me dejan menos tiempo libre del que yo desearía para esta bitácora. Si estoy…
En casa, cuando vivía mi padre y podía ir al campo, al empezar el nuevo año se renovaba el calendario de los payeses, que durante doce meses convivía con la familia, colgado de un cordel al lado de la radio. Hace medio siglo, sin televisión y escuchando la voz de Dolores Abril o Manolo Caracol como aperitivo antes de la sopa, contemplábamos aquel calendario cuyas hojas, a medida que iban pasando días, se tornaban de un color más amarillento y de una textura crujiente.
Pelar y picar la cebolla, sofreírla y, una vez dorada, añadir las judías y el caldo. Dejar hervir todo el conjunto 15 minutos y triturar en una licuadora. Añadir el aceite de oliva virgen mientras emulsiona.
Escribe en su blog la crítica de arte Avelina Lésper: «Hacer del cuerpo un objeto de comercio es un negocio sucio desde que tenemos memoria histórica. (…) El mercado del arte contemporáneo es el nuevo burdel legal (…). En estas operaciones comerciales no venden arte, venden la invención o mentira de lo que hoy llaman arte y el cliente ‘cree’ que sabe lo que hace y paga, mientras le dicen que hizo una buena compra, que es inteligente y vanguardista. Este es un mercado artificial sin valores y es un fraude.»
Todos los seres vivos sufren al ser sacrificados. Así, por ejemplo, los biólogos marinos aconsejan anestesiar los crustáceos sumergiéndolos en agua salada con hielo durante media hora antes de cocerlos, o simplemente cortarles la cabeza. Cuando trinchas un bogavante longitudalmente, extraes la bolsa que contiene impurezas y retiras el cordón digestivo, la carne se contrae, y al cocerlo en una plancha o sartén caliente para sellarlo, si el animal no ha sido anestesiado, aún se mueve. Una persona observadora y sensible puede manifestar asombro e incluso protesta ante un final tan cruel.
Al consultar el diccionario de sinónimos el adjetivo “efímero”, encuentro los siguientes; breve, fugaz, momentáneo, pasajero, perecedero. Siempre he oído decir que la cocina es un arte efímero, pese a que en nuestro cerebro existe un espacio reservado a la memoria, es decir, al recuerdo, evocación, retentiva. En cierta ocasión, al ser preguntado sobre cuándo daba por finalizado un plato, contesté instintivamente que en el momento en que el comensal se lo ha comido. Después reflexioné al respecto y mi respuesta ya no me pareció tan adecuada: si bien un plato se acaba materialmente cuando el comensal se lo ha comido, éste guarda en su memoria unos recuerdos relacionados con el plato que no desaparecerán hasta que se borren de su memoria. En algunos casos, puede que las emociones asociadas con un plato perduren hasta la muerte. La memoria y la subjetividad son la garantía de que no existan dos platos iguales, aunque el cocinero repita escrupulosamente la misma receta.
A la hora del desayuno, mientras espero el AVE en la estación de Atocha, veo que en la cafetería de la estación ofrecen lo que llaman el “desayuno de los chicos listos”, lo cual me incita a preguntarme qué relación existe entre el desayuno y la inteligencia. Por 3,50€, tienes un desayuno de chico listo: un café, una pieza de bollería y un zumo de naranja. Pero entonces, los tontos, ¿qué desayunan?
Cortar los panecillos en rebanadas rectangulares y empaparlas de vino dulce Olivares o similar. Acompañar de una bola de helado de miel y otra de sorbete de moras y decorar con unas moras cortadas en trocitos.
Preparar las becadas. Bridarlas y salpimentarlas. Dorar las aves en una cazuela de cobre puesta al fuego con aceite y mantequilla. Dejarlas reposar. A continuación, trincharlas y preparar la salsa con los huesos de las carcasas picados. Reservar las tripas.
Filetear el pescado, sacarle la espina y cortarlo a trozos. Salpimentarlo y dorarlo por el lado de la piel.
Cortar cada vieira en tres láminas finas y salpimentarlas.
Dejar el tuétano una noche en la nevera en agua fría con hielo para desangrarlo. Blanquearlo en agua hirviendo, enfriarlo y cortarlo en 4 medallones. Pasarlo por la sartén. Preparar los huevos pochés en agua hirviendo con vinagre. Mezclar las hierbas picadas con las migas. Salarlas.
Limpiar los pimientos en agua y secarlos. A continuación asarlos en una brasa de carbón vegetal. Limpiarlos de piel y pepitas. Rectificar de sal. Remojar las hojas de gelatina en agua fría. Escurrirlas y desleírlas en el caldo de ave tibio. Aromatizarlo con estragó