Patatas
¿Qué sería de nuestra alimentación sin las patatas? Por algo la ONU declaró el 2008 Año Internacional de la Patata. De este humilde tubérculo de origen andino existen cientos de variedades, aunque la que mejor se da en mi comarca es la kennebec
Las patatas kennebec son la variedad que, a mi juicio, se da mejor en la comarca del Baix Montseny. Son patatas de secano, que mi padre cultivó durante muchos años: recuerdo que en verano íbamos al campo a arrancarlas de la tierra cuando se secaba la mata y luego las ensacábamos. Guardábamos algunas patatas para que, cuando estuvieran grilladas, pudiéramos replantarlas, a finales de febrero.
La patata kennebec fue obtenida en Estados Unidos en 1948, mediante el cruzamiento de cuatro variedades parentales, y en España se da especialmente bien en Galicia, donde cuenta con la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Patata de Galicia, y en las montañas de la sierra de Prades, en el Baix Camp (Tarragona), donde cuenta asimismo con una IGP, Patata de Prades.
De piel fina y carne blanca, las kennebec sirven tanto para hervir como para asar, aunque, si se trata de patatas tempranas, no resultan idóneas para freír. Son patatas sabrosas, que me gustan especialmente hervidas enteras y con piel. Su textura firme admite toda clase de aliños: ajo, aceite, mantequilla, manteca de cerdo e incluso grasa de pato, finas hierbas y un punto de pimienta negra. Una vez hervidas, las pelo y las aplasto con el tenedor someramente para obtener lo que yo llamo «patatas mortero», porque recuerdan un majado más que un puré. Con unos ajos escaldados y luego confitados en aceite, es un acompañamiento perfecto para pescados de sabor potente como unos salmonetes de roca, un cabracho o un besugo.
Eso sí, cada pescado exige una técnica de cocción distinta: al salmonete le conviene pasarlo rápidamente por una sartén antiadherente; el cabracho, cocido en un fumet aromatizado, conserva su gelatinosidad; y con el besugo, lo mejor es marcarlo a la plancha y terminarlo en el horno, sobre todo si es un besugo de anzuelo. Unos ajos escaldados o asados emulsionados con aceite de oliva, patatas al mortero aliñadas con el mismo aceite y un buen pescado del día son una opción de menú más que apetitosa.